Una mesa es algo tan cotidiano que es difícil imaginar un
solo día sin utilizar alguna. Para comer, para trabajar, para escribir, para
sostener, etc. Su funcionamiento es extremadamente sencillo, y bien lo
podríamos asemejar al funcionamiento de una estructura de pilares y forjado,
siendo los pilares las patas de la mesa y el forjado el tablero. Incluso si se
trata de rizar el rizo, el cristal protector bien podría ser el pavimento. Pero
centrándonos en lo básico: las patas y el tablero.
- ¿No es verdad que las patas transmiten la carga recibida a través de ellas hasta el suelo?
- ¿No es verdad que el tablero se ve sometido a fuerzas de flexión, y por ende, de compresión en su cara superior y tracción en su inferior?
- Verdad que las patas están unidas solidariamente al tablero como si de un empotramiento se tratase? ¿Y que por tanto, la deformación en su estructura sería similar a la ocasionada en un pórtico empotrado tras entrar en carga?
- Incluso suelen haber unas barras que atan superiormente las patas, y sobre las que descansa el tablero. Bien podemos imaginar que estas barras correspondan a las vigas de un forjado, y que ayudan a la distribución de la carga hasta las patas (pilares).
Es evidente que las similitudes de una mesa con una estructura
son numerosas, básicamente porque coinciden en su forma de trabajo:
Cuando nos apoyemos sobre una mesa para hacer más
cómodamente nuestros quehaceres, ésta inmediatamente entrará en carga, y su
funcionamiento será muy similar al efectuado por una estructura de forjado y
pilares.
Buen comentario de una relación obvia, pero necesaria. ¡Bien por tu entrada!
ResponderEliminar